FEDERACIÓN ESPAÑOLA DEL VINO - MEMORIA 2018
A N E X O S C A P Í T U L O con el final de las ayudas europeas a la destilación, la subida de las exportaciones en volumen ha sido enorme. Salvando la reducción de 2013/14 por menor cosecha, en cinco años (2009/2015) las expor- taciones españolas aumentaron en 8 millones hl. • Pero si la causa fundamental de este crecimiento del volumen de exportación ha sido la necesidad de sacar con urgencia produccio- nes que ya no se destilaban (y que, lejos de reducirse, han seguido aumentando), también es cierto que la internacionalización ya se venía produciendo en años ante- riores. Más lentamente en enva- sados y con fuerza en el periodo 20032005 cuando España tuvo buenas producciones frente a co- sechas escasas de Francia e Italia. • Sin embargo, da la sensación en los últimos cuatro años, apoyados por un mayor equilibrio de las co- sechas que puede verse roto – es- tructural o coyunturalmente – en 2018, que esta fuerte presión para sacar mucho vino al extranjero va disminuyendo. Nuestros princi- pales clientes en volumen, como veremos con más detalle más adelante, siguen siendo Francia, Italia, Alemania y Portugal, pero la tendencia, acentuada en 2018 por la relativa escasez de vino es a vender algo menos y a precios medios algo superiores… aunque la composición por tipos de vinos de nuestras exportaciones en 2018 haya dejado algunas sorpresas negativas. Efectos sobre el mercado interior Cosecha corta (como la de 2017), que da lugar a precios elevados en origen, genera freno en la deman- da. Diferente en distintos sectores, en distintos canales y en distintos segmentos del mercado; pero, en el caso de España y en particular en el consumo en el hogar, esta reacción se da con claridad. El consumo de vino en España da la sensación de ser muy sensible a las subidas de precio y relativamente rígido ante las bajadas. Se frena cuando suben los precios y cuesta mucho trabajo recuperarlos des- pués. Lección derivada del análisis de los mercados, que nos debería llevar a plantear mucho más se- riamente las fórmulas para limitar tales fluctuaciones. Ya nos pasó en 2013 cuando se empezaba a notar un repunte del consumo y todo apunta a que tam- bién lo habremos sufrido en 2018. De nuevo en ausencia de datos del balance vitivinícola, la estimación que podemos hacer del INFOVI como resultado neto del total de salidas a mercado nacional desde las bodegas (distintas de destilería y vinagrería) menos las entradas (co- mercio o suministro entre bodegas) muestra una tendencia de ligero descenso. Tanto si nos fijamos en los movi- mientos del total salidas/entra- das como si optamos por la cifra de solo envasado (que puede no incluir ciertas salidas de bodega y autoconsumos), la imagen es de una cierta disminución en la cam- paña 201718 hasta los 10,2 millones hl en el primer caso y los prácti- camente 9 millones hl en el segun- do. Si comparamos estas cifras a noviembre de 2018 con las de igual mes del año anterior, el resultado para el total estimado de consu- mo en España en este pasado año habría sido de una disminución del 5,5%; que es coherente con la sensación de los operadores y los pocos datos oficiales disponibles. No disponemos de datos fiables oficiales del canal de hostelería (los 114,7 millones de litros que ofrecía el MAPA para el 2017, su- mando vinos tranquilos y espumo- sos, parecen escasos) y estimamos que aproximadamente un tercio del consumo de vino en España se produce por canales distintos a la hostelería tradicional y al retail (incluyendo ventas directas de bo- degas, ventas on line, tiendas es- pecializadas, ventas en catering y
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